Victoria de Suecia: un pequeño desliz de vestuario que compensa con el traje perfecto

Los príncipes de Suecia, Victoria y Daniel, se encuentran de viaje oficial en la vecina Dinamarca y anoche cenaron en el Navy Corvette de Copenhague donde fueron recibidos por Mary de Dinamarca y su marido, el príncipe Frederik. Una cita formal que requería cierta etiqueta y en la que las princesas de Dinamarca y Suecia estuvieron en plena sintonía eligiendo una gama de colores absolutamente empastada.

Victoria de Suecia escogió un precioso vestido en color nude con manga corta de farol. Un volumen con marcado carácter que favorecía a la princesa y le daba empaque al vestido. El tejido, una especie de organza, iba naturalmente arrugado y brocado con flores doradas que conferían textura al vestido. Un original vetido de corte midi que Victoria de Suecia combinó con accesorios en color dorado. Un bolso de mano rígido de lamas de oro y unos pendientes de diseño vanguardista a juego. Eligió un moño bajo y unos zapatos de salón de tacón alto en charol de color nude.

Mary de Dinamarca, por su parte, se sumaba a los tonos maquillaje con un vestido de encaje de inspiración vintage en diferentes tonos de beige. Acompañaba este femenino diseño con una americana blanca de esmoquin, un contrapunto perfecto para romper cualquier exceso de romanticismo. Un look rematado por unos zapatos de salón en color nude y el icónico clutch ‘knot’, de Bottega Venetta, en cobre. Mary de Dinamarca también optó por un moño bajo aunque prefirió el clasicismo de los brillantes a la hora de elegir las joyas.

Un estilo, el de las dos, que parecía perfectamente acompasado a pesar del pequeño desliz de estilo cometido por Victoria de Suecia que, a su llegada, apareció con un abrigo en color rosa demasiado corto.

Ni el color, ni la longitud parecían los más adecuados para el look escogido, ¿se vería la princesa Victoria sorprendida por el intenso aguacero que cayó anoche en Copenhague obligándola a un cambio de planes? Puede ser que Victoria de Suecia pensara hacer su entrada sin abrigo y de ahí la inexplicable elección de la prenda en cuestión. Un pequeño desacierto que no empañó el impecable estilo que derrochó después.


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