En el año en que vestir como Mujercitas, más que una imposición, denota una reacción contra la tiranía del vestido Kardashian, la silueta bodycon y las costuras que se marcan a conciencia sobre la piel mientras nos preocupamos por las arrugas y las estrías; la moda define una nueva feminidad en torno a las formas y las prendas que en su día sirvieron para oprimirla. Los vestidos ganan en centímetros de longitud casi tanto como en profundidad de mensaje y los colores consolidan un discurso simbólico más allá de las tonalidades que más favorecen a unas y a otras. Así fue como el vestido rosa se labró un nombre en la industria a la altura del vestidito negro (la petite robe noire para su creadora Mlle Chanel y LBD para los entendidos). Antes femenino y ahora feminista.

La misma idea que parece subyacer en la invasión de zapatos, mules, sandalias y botas de Zara se traslada ahora a la prenda por excelencia de la temporada: los abrigos. A principio de mes, en color negro, camel o verde militar y con una estructura (arquetípicamente) masculina. Y ahora, un estallido de color que va desde el rosa shocking hasta la versión pastel.

© Ilustración de Mar Lorenzo (Imágenes de Getty, Zara, Carola de Armas y Cup of Couple)

Y si la gama cromática abarca todas las alternativas posibles, otro tanto ocurre con las formas y estilos. En un extremo, los abrigos ligeros como las gabardinas o los guardapolvos efecto ante. En el contrario, los chaquetones de lana y abrigos largos de paño en tonalidades estridentes.

© Cortesía de Zara

Y a medio camino entre ambas, unas gabardina efecto piel que haría las delicias de la estilista nórdica que mejor viste. Un poco Barbie y un poco Matrix, concentra dos de las tendencias clave del otoño.

Y así hasta completar la lista con los 10 abrigos del otoño tan versátiles como uno negro porque combinan con todo, mucho más interesantes por su carga simbólica y definitivamente mucho más tendencia.

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