Las 10 prendas que Rooney Mara ha añadido al armario cápsula de la chicas góticas y elegantes
En 1990, Hollywood coronó a una chica de Georgia de pelo rizado, piernas kilométricas y ojos castaños como su nueva reina. La culpa la tuvo una escena de una película en la que esta chica descubría un diamante enorme en una cajita, alargaba la mano para tocarlo, la tapa se cerraba y ella, todavía presa del susto, emitía la carcajada del millón de dólares. Se llamaba Julia, se apellidaba Roberts o la primera actriz que ostentó el título de Novia de América: estrella de belleza natural que tiene algo de la vecina de al lado y que peca de torpe en ocasiones, pero cuya sonrisa es capaz de deshelar la estepa rusa. La Novia de América de 2019 es morena, flacucha, pálida y mide metro sesenta. Hace la compra en un supermercado vegano, viste Barbour, gafas oscuras y zapatillas Converse, y el papel que la encumbró en ese firmamento solo visible desde Cielo Drive fue el de una suerte de hacker tatuada de pies a cabeza, solitaria y vengativa. Se llama Rooney, se apellida Mara.
Rooney Mara.© GettyImages.
La primera decía ser solo una chica delante un chico pidiendo que la quisieran, la segunda es “un sucio dragón”, tal y como la ha definido su actual pareja –un tal Joaquin Phoenix que creció en una comuna hippy y ahora es el mejor actor en activo–. Las diferencias entre Julia y Rooney son tantas que quizá no merece la pena seguir profundizando. No obstante, ambas son fieles hijas de su tiempo y ahora mismo vivimos tiempos oscuros. Ninguna sonrisa vale un millón de dólares porque todas las estrellas tienen una sonrisa que vale eso o más y ninguna chica considera Pretty Woman un cuento de hadas, aunque eso tampoco ha impedido que cada vez que se emite en televisión sea lo más visto del día con diferencia. Lo dicho, son tiempos difíciles. Son tiempo inciertos y oscuros, muy oscuros. Y es muy difícil ser una chica en estos tiempos.
Julia Roberts era en los noventa todo lo perfectamente imperfecta que se esperaba o como ella misma decía en La boda de mi mejor amigo “tan jorobadamente perfecta que no hay nada jorobante en su perfección”. Rooney es una contradicción andante. El periodista David Amsdem la describió en un artículo de The New York Times como “distante, gélida, juguetona, opaca, tímida, divertida, impenetrable, precavida, amable e ilegible”. El diccionario se queda corto para siquiera acercarse a un primer boceto y eso solo puede significar una cosa: las estrellas accesibles ya no pueden ser estrellas. Lo cercano está en Instagram y lo lejano, y por lo tanto mágico, está en una pantalla de cine. Como ese papa oscurantista que se negaba a ser visto y se convirtió en una estrella del rock en la magnífica serie The Young Pope. Pues esta historia va de lo mismo, pero con una actriz, y ya sabemos cómo acaba: ¿la eternidad?
© Ilustración: Mar Lorenzo/ Fotografías: GettyImages.
En cualquier caso, lejos de querer trazar un perfil que no se puede trazar, el armario de Rooney Mara es quizá una de los pocos elementos coherentes con su persona o con la persona que ha decidido mostrar. Hija de dos de las familias más adineradas de Estados Unidos, en su guardarropa conviven clásicos como el mencionado Barbour, el jersey de cashmere o zapatillas deportivas como las Chuck Taylor de Converse con piezas más sofisticadas, como el bolso Falabella de Stella McCartney o el Antigona de Givenchy. Todas las prendas y accesorios que encierra están, eso sí, rendidas ante el único color que parece importarle, el negro. No hay que olvidar que Rooney Mara hace tiempo que cruzó esa orilla poblada por colas de sirena y ondas al agua, y se pasó a la transitada por mujeres que piensan y visten de este color. Un cambio que observamos entre deleitados y perplejos en cada alfombra roja que pisó una vez confirmada su popularidad: los vestidos de McQueen o Givenchy en cegador blanco que comenzó a vestir por entonces no solo casaban a la perfección con su tez pálida y su pelo negro intenso, sino con todos los extraños personajes que la industria decidió ofrecerle y ella aceptó encantada.
Rooney Mara en la ceremonia de los Premios Oscar 2012.© GettyImages.
El blanco se convirtió en el nuevo negro sobre la red carpet y el negro siguió siendo negro fuera de ella. Transitar las nuevas sombras que el gótico puede ofrecer se ha convertido en el pasatiempo favorito de la actriz, que no ha dudado en añadir interesantes matices a un estilo que en sus manos y por primera vez se ha adentrado en territitorio desconocido. Solo Rooney Mara puede permitirse ser un poco gótica y un poco pija o un poco gótica y un poco romántica. Pero siempre gótica, eso sí. No obstante, su sonrisa del millón de dólares pasa por no sonreír.
En cualquier caso, las chicas que piensan y visten de negro han de estarle agradecidas, ya que su armario cápsula se ha ampliado considerablemente gracias a los hallazgos de Mara, que por otra parte tienen poco de descubrimientos y mucho de básicos: el abrigo, los pantalones culotte, las Vans y otras 7 prendas que Rooney ha añadido al guardarropa de las chicas góticas y elegantes, AQUÍ.
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