Transición, cloacas y chalets; así fue el tenso diálogo entre Pablo Iglesias y Juan Luis Cebrián
A la misma hora en la que Iñigo Errejón presentaba su candidatura al frente de Más País para las elecciones del 10 de noviembre, ayer Pablo Iglesias se ponía de acuerdo con una de sus grandes bestias negras (y figura destacada del Tramabús), Juan Luis Cebrián. Con la presentación de la novela de Daniel Serrano Cal Viva como telón de fondo, y observados por el autor y la moderadora Ana García Siñeriz, el líder de Unidas Podemos y el expresidente de PRISA protagonizaron un diálogo en torno a los principales argumentos del libro: el desencuentro entre la generación de 23F y la del 15M.
Todo apuntaba a que el intercambio de reproches que los protagonistas de Cal viva, un padre que llegó a secretario de Estado en los gobiernos de Felipe González y un hijo que le culpa de la herencia recibida, se reproduciría en la sala del Círculo de Bellas Artes donde tenía lugar el encuentro. Por cierto, Errejón tenía previsto su acto también allí y lo cambió a última hora a la sede de UGT. Iglesias –camisa roja, corbata negra y gesto tenso– y Cebrián –americana, cuello desabotonado, bronceado y sonriente– se colocaron en el escenario en los extremos. El político se sentó a la izquierda, mientras que al primer director de El País, cómodo con su etiqueta de "burguesito liberal", no le importó quedar a la derecha.
"Es una novela jodida", arrancó Iglesias, inspirador del título con aquella petición que lanzó a Pedro Sánchez en su investidura fallida de 2016, cuando para pasmo del omniausente Iñigo pronunció: "Desconfíe de aquellos que tienen su pasado manchado de cal viva". Aceptando la alusión, no tardó en entrar al trapo, señalando que en la novela se muestra la discusión entre los padres que votaron al PSOE y los hijos que optaron por Podemos, pero no se sentía reconocido en este caso. "Me alegro de que mi padre no fuera ministro o se comprase una casa en Aravaca", señaló. "¿Está España preparada para la verdad?", se preguntaba Iglesias."La verdad es algo proscrito en este país. Podemos es molesto cuando dice verdades, como por ejemplo que aquí el poder de los medios es enorme".
Para ilustrarlo, Pablo Iglesias recurrió a un pasaje de Cal Viva en el que se rememora una de aquellas verbenas de los 80 que tenían lugar en el párking del diario El País, en las que artistas como Carmen Maura, Pedro Almodóvar, Charo López y Caco Senante alternaban con Javier Solana y los ministros socialistas, en la que "Polanco y Juan Luis agasajan a los vencedores".
"Tampoco soy ese tipo tan poderoso que ha dicho Pablo desde la tribuna alguna vez", respondió Cebrián, ya retirado de sus cargos en El País y el Grupo PRISA. "¡Ojalá lo hubiera sido!", remató después de asegurar que compartía el "90% de los análisis de Iglesias" y que él, que no "era militante del PSOE ni de Podemos", había apoyado un gobierno de coalición desde el principio. Sobre la relación entre el poder y los inmuebles, representada en Cal viva con la mudanza del protagonista en los años socialistas de un piso en Vallecas a un chalet en Aravaca, aprovechó para tirar de ironía. "Es sólo un adosado, tanto poder real no tendría. De eso podrían acusarnos a ti y a mí, Pablo, que hemos tenido chalet. Yo ya ni siquiera lo tengo".
"El problema es que en este país sólo se respetan las instituciones si los españoles votan bien", insistió Iglesias reciclando un mensaje que le sirvió para conectar las próximas elecciones y las cloacas del estado con la Transición y el 23F. "España se tragó al joven falangista telegénico como presidente", dijo refiriéndose a Adolfo Suárez. "Pero a la gente se le olvida que los del 23F tuvieron la potra de que Tejero era un ultra, pero lo que estaba planeado era un gobierno de concentración nacional presidido por Armada y con ministros de todos los partidos. Cuando Suárez dejó de escuchar al poder y se planteó que España debía formar parte de los países no alineados y quedar al margen de la Guerra Fría, se activó el golpe".
"Dicen que hay nuevas elecciones porque Pedro Sánchez y yo nos llevamos mal", continuó Iglesias. "Eso es puro coaching, maquinaria despolitizadora. No tiene nada que ver con el feeling personal. Cuando la gente vote bien esta situación acabará y se desbloquearán los acuerdos".
"Me preocupa cuando los líderes de los partidos creéis que representáis la voluntad popular", contestó Cebrián. "Mucho tuit y me cago en tu puta madre pero no hay entre vosotros un debate profundo. ¡Ni siquiera ha habido un debate parlamentario serio sobre Cataluña!. Eso es lo que preocupa y genera inestabilidad y pasmo de la nueva generación. No os lo podéis permitir".
Pablo Iglesias tenía respuesta: "Tenéis que asumir un cormpromiso institucional los que estáis al frente de los medios". Unidos por la misma novela que ambos confesaban haber disfrutado y por la convicción de que Pedro Sánchez es el culpable de las próximas elecciones –"está haciendo campaña desde la Moncloa", dijo Cebrián–, Iglesias aprovechó hasta un elogio al autor para lanzar el último dardo a PRISA. "Daniel, eres un maldito, con esta novela no te van a llevar a muchas tertulias. Para eso tenías que haber escrito algo como Javier Cercas**".
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