La fecha de Halloween está al caer y en el Reino Unido los colegios dan vacaciones a los niños para que disfruten de esta festividad. Los tres hijos de los duques de Cambridge, los pequeños Charlotte, Louis y George también disfrutarán de esos días libres y celebrarán la noche del terror en un enclave privilegiado: Anmer Hall.

Se trata de una mansión georgiana en Norfolk, en Reino Unido, que la reina de Inglaterra regaló a su nieto William y a su mujer Kate Middleton como regalo de bodas. Esta casa de campo que el matrimonio usa como lugar de descanso y evasión, data del siglo XVIII y ha sido reformada varias veces desde entonces para que sus propietarios disfruten al completo de todas las comodidades que ofrece la situación de ese relajante paisaje.

Rodeado por una valla en su totalidad, protegido contra objetos voladores que atenten contra la privacidad de la familia, escondido entre los árboles y vigilado con multitud de cámaras, el terreno de la casa de Anmer Hall permite máxima intimidad a los duques de Cambridge, que siempre que desean descansar se acercan a este lugar para permanecer lejos de los focos mediáticos.

No es de extrañar que este sea el lugar favorito de William y Kate para descansar. En consonancia trabajaron en su remodelación exterior el arquitecto Charles Morris, en la interior el diseñador de interiores Ben Penteath y en la decoración la propia Kate junto a la diseñadora Anne Allen que planificaron al milímetro cómo debían estar y ser las instalaciones de la casa.

Una pista de tenis, una piscina, diez habitaciones y un jardín en el conviven diferentes animales como un perro llamado Lupo y varias gallinas. También los hijos de los duques de Cambridge tienen un hámster llamado Marvin. ¿Hay algo que le falte a esta casa? ¿No es la mansión de Anmer Hall el lugar idílico para unas vacaciones rurales? Estamos seguros de que la familia lamentará tener que volver a Kensington tras este gran descanso.

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