La fábula ¿zen? en la que se apoya Cristina Cifuentes antes de declarar por el caso Púnica

Una de las bases de la literatura inspiracional y de autoayuda es la de presentar ideas muy simples como mantras o proverbios con una cierta autoridad para que pasen por verdades inmutables. Cristina Cifuentes, que afronta hoy un capítulo más de su particular viacrucis -declara como investigada por el caso Púnica- ha decidido refugiarse en un proverbio zen, de orígenes confusos, pero significado más o menos claro: "el obstáculo es el camino".

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La cita, aunque enmarcada en su inminente declaración, está a juego con el Instagram de la expolítica: cada cierto tiempo, y para motivarse a sí misma y a sus seguidores, comparte citas de artistas como Tolouse-Lautrec o escritores como el Borges más milonguero. Sin embargo, Cifuentes ha compartido hoy uno de los clásicos inmortales de la autoayuda: "el obstáculo es el camino". Un dicho que ha dado nombre a un libro superventas que explica cómo el estoicismo se aplica a gente tan sufrida como el patriarca Rockefeller o Steve Jobs. Y que ocupa un lugar privilegiado en la mesilla de noche de gente como Arnold Schwarzenegger o en media liga estadounidense de fútbol americano, tanto en vestuarios como en despachos.

Ryan Holiday, el autor del libro de un libro escrito para exacerbar el gen competitivo de líderes, políticos y deportistas partiendo de una filosofía que dice que la pasión es mala y que casi todo factor en nuestras vidas está fuera de nuestro control, era antes director de márketing de la extinta marca American Apparel. Ya saben, esa que se promocionaba usando a sus modelos-dependientas con todo al aire. Todo muy estoico.

Holiday, que reparte charlas inspiradoras en Google y en el circuito de motivar muchísimo a cambio de dinero hablando de obstáculos y caminos, lleva años citando una parábola "zen", con las comillas más apócrifas imaginables. Va sobre un rey preocupado por el hecho de que su gente se estaba volviendo blanda y floja. Y que decide poner un peñasco en medio de su carretera principal, para esconderse en los arbustos del camino y observar la reacción de la gente. Básicamente, la historia acaba con que un pobre campesino es el único que se enfrenta a la piedra y la aparta del camino, mientras que las clases acomodadas y la ciudadanía en general se rendían, y debajo de la piedra había un montón de oro (o dinero, o joyas, o riquezas en general) y una nota manuscrita del rey que rezaba "el obstáculo en el camino se convierte en el camino. Nunca lo olvides, con cada obstáculo hay una oportunidad para mejorar nuestra condición".

Si la historia suena muy poco a zen, y más a que el rey ha puesto la piedra para que alguien le compre su charla TED, quizás sea porque lleva décadas saliendo en otros libros de autoayuda como "fábula hebrea", y la nota del rey venía a decir que "enhorabuena por el esfuerzo, toma, ahora eres rico". Pero en realidad el origen de las palabras del obstáculo y el camino ni es zen, ni es hebreo. Es obra del motivacional alfa: Orison Swett Marden, el tipo que a finales del siglo XIX fundó la revista SUCCESS ["ÉXITO", que no es lo mismo que "éxito"], y que inauguró todo el género de homeopatía filosófica: literaturas motivacionales, autoayudantes y muy coach con un par de ideas respetables diluidas hasta que no queda nada del original.

Swett Marden, cómo no, realizaba relatos de triunfadores, así que creó uno en su revista ÉXITO de uno los héroes académicos de los nacientes Estados Unidos, el historiadorWilliam H. Prescott: "¿Cómo puedes apartar a un hombre con determinación del éxito? Pon escollos en su camino y los usará como escalones. Métele en la cárcel y escribirá El progreso del peregrino. Quítale la vista y escribirá La conquista de México".

Esto nos indica que los textos motivacionales siempre han funcionado de forma parecida, porque en tan sólo dos líneas, Swett Marden se las apaña para mezclar a Prescott con Bunyan (el autor encarcelado). Por supuesto, con los años, la cita se ha convertido en algo atribuido a Prescott, cuando en realidad hablaba de él (y de Bunyan).

Así que la moraleja de la historia zen es que en realidad Cifuentes, sin saberlo, está hablando de la determinación de un señor al que metieron en la cárcel y se puso a escribir libros, y que otro señor qur vivía de las citas apócrifas y el protocoaching estaba confundiendo con un tercer señor, que se quedó ciego y se puso a escribir libros.

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