Cristina Fernández de Kirchner, ajena a las polémicas pero fiel a sus joyas y bolsos de lujo

En 2014, Sergio Hovaghimian, empleado de Jean-Pierre, una exclusiva joyería de Buenos Aires (Argentina), se convirtió en uno de los hombres más famosos del país al asegurar que la ex primeradama y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (66) se había gastado 2,5 millones de euros en joyas, que compró sin factura durante su mandato. Sus declaraciones provocaron que un juzgadoaceptara una denuncia penal contra la política por los supuestos delitos de enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero. “Las consecuencias tras mis palabras fueron muy graves. Perdí mi trabajo, me secuestraron, me golpearon, me apuntaron con un arma en la cabeza, logré zafarme de acabar muerto en una zanja y tuve que abandonar Argentina”, confiesa ahora Hovaghimian desde “un lugar deEuropa”. Las denuncias contra Kirchner fueron archivadas.

Mientras el exjoyero decidió exiliarse —“Ni puedo ni quiero volver a ese país insano”—, la expresidenta de la República de Argentina ha regresado a la primera línea con la intención de instalarse de nuevo en el poder. La viuda del expresidente Néstor Kirchner se presenta como candidata a vicepresidenta de la nación por el Frente de Todos en las elecciones generales del 27 de octubre. El partido está liderado por Alberto Fernández, quien fuera jefe de gabinete de ministros del gobierno de Cristina y el de su marido. Las encuestas le han otorgado buenos resultados a lo largo de la campaña, a pesar de que su vuelta tras cuatro años lejos de la Casa Rosada se produce en pleno escándalo por un nuevo caso de corrupción, la llamada causa de los cuadernos: es sospechosa de liderar una asociación ilícita dedicada al cobro de sobornos a grandes empresarios vinculados a la construcción de obra pública.

Kirchner se encuentra en plena promoción de sus memorias, Sinceramente (Sudamericana), que se han convertido en un fenómeno. Pero, por mil polémicas que arremetan contra ella, Cristina no ha cambiado su estilo: sigue siendo fiel a la ropa de marca, las joyas y el lujo. En sus declaraciones en el juicio, cuya primera sesión se inauguró el pasado mayo, fue vista luciendo un Rolex de oro con incrustaciones de brillantes valorado en 17.000 euros, un bolso Lady Dior —tiene al menos seis y su precio de salida es de unos 2.000 euros—, así como varios solitarios de oro y conjuntos de pendientes de primera calidad.


En el pasado, también fue vista luciendo una cruz de Tiffany & Co., unas gafas de Ferragamo… Todo ello habitualmente combinado con sus inseparables collares de perlas. “Eran sus favoritas. Su personal shopper venía a la tienda y se llevaba piezas valoradas en más de 100.000 euros”, recuerda Hovaghimian.


Su hija Florencia ha seguido sus pasos y adora Dior, Louis Vuitton, Hermès y Bulgari. La joven ahora se encuentra ingresada en un hospital de Cuba, aquejada de varias patologías. “No puede permanecer sentada ni de pie”, ha dicho su madre. ¿La culpa? “La persecución que ha sufrido”. CFK ha vuelto. ¿Para quedarse?

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