Está siendo un verano muy movidito estéticamente hablando para Bradley Cooper. El actor no para de dar sorpresas, algunas más agradables que otras, con cambios de look de lo más inesperado. Por orden cronológico resulta inolvidable de aquel momentazo con la crema solar en Italia, con unas imágenes que dieron la vuelta al mundo. Nos imaginamos a Irina Shayk echándose las manos a la cabeza. Semanas después las aguas volvieron a su cauce con una importante novedad: adiós crema, corte de pelo (muy necesario) y nuevo y poblado bigote un poco à la Tom Selleck en los 70. Sí, nos reconciliamos bastante con Bradley aunque su aparición en el Festival de Toronto ha reconfirnado que hemos hecho las paces con su look.

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Parece que ese bigote debió ser un experimento temporal y no una exigencia del guión o la imagen que quería adoptar desde ahora porque Cooper ha posado en la alfombra roja de Toronto con su barba de varios días de siempre. Adiós a este detalle tan setentero -y un poquito sexy, para qué negarlo, el kitsch a veces tiene su aquel- para volver a su yo original.

Con el cabello corto, peinado un poquito descuidadamente, la barba de varios días y, eso sí, todavía bronceado a pesar de las muchísimas precauciones que tomó con el sol durante sus vacaciones.

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Entonces, ¿nos reconciliamos del todo con Bradley Cooper como sex symbol, ahora que parece haberse reencontrado con su look? Sí, y nos recuperamos del todo del asunto de la crema solar.

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