Naruhito, el emperador rebelde: así será su entronización

Siempre ha sido un poco rebelde. Naruhito (Tokio, 1960) nació y fue educado para ser emperador, para seguir sin rechistar los ritos y tradiciones de la monarquía confirmados destacan hereditaria más antigua del planeta. Pero desde que tuvo capacidad de decisión, empezó a romper moldes para tratar de modernizarla.

Su primera salida del guion fue el posgrado que cursó a principios de los ochenta en Oxford. Nunca antes un miembro de la familia real japonesa había estudiado en el extranjero. No solo pasó dos años en Inglaterra. También publicó un libro relatando su día a día en la universidad, sus viajes por Europa y sus anécdotas de joven príncipe tratando de encajar en el entorno estudiantil. En estas memorias cuenta cómo aprendió a hacerse su propia colada, sus visitas a pubs históricos o sus escaladas a los tres picos más altos de Gran Bretaña. El futuro emperador se atrevió incluso a copiar a sus compañeros y decoró las paredes de su habitación con pósteres de dos iconos sexuales de entonces: Brooke Shields y Jane Fonda. Durante esa época, a la que se refiere como la más feliz de su vida, mantuvo un estrecho contacto con la familia real británica. Le sorprendió su relajado estilo de vida, detalles como que la reina Isabel II se sirviera su propio té, en comparación con la estricta disciplina con la que él creció en palacio.

El pasado 1 de mayo, Naruhito fue coronado como el 126º emperador de Japón en una sencillo acto tras la abdicación de su padre, Akihito, a los 85 años. Y el 22 de octubre, él y su esposa, Masako, recibirán el esperado baño de masas en la ceremonia de entronización. Japón será el epicentro de la flor y nata de la política y la sociedad internacional. Los reyes de España, Holanda, Bélgica, Bután y Noruega son algunos de los monarcas que han confirmado su asistencia. También el príncipe Carlos de Inglaterra, que ya estuvo en la de Akihito en 1990 acompañado por la princesa Diana. Nadie quiere perderse la ancestral ceremonia ni los banquetes con invitados de todas las casas reales del planeta y representantes políticos de casi 200 países.


Una de las incógnitas en torno a su reinado es el papel que asumirá la emperatriz Masako. El emperador y su esposa se conocieron en 1986 durante una recepción organizada por su padre en honor a Elena de Borbón. La infanta había viajado a Tokio para inaugurar una muestra del Greco y se convirtió, sin quererlo, en celestina de la pareja. Naruhito le pidió matrimonio a Masako hasta siete veces y consiguió casarse con ella cinco años más tarde, “dando un paso similar al del rey Felipe, de acercamiento de la Corona a la sociedad”, según apunta el niponólogo español Alfonso Falero.

A Masako, una diplomática de éxito educada en Harvard y sin ninguna conexión con la familia real, le costó mucho aceptar la proposición. Temía perder su libertad y renunciar a su exitosa carrera. Sus temores pronto se materializaron. Su primer embarazo se vio truncado y en 2001 dio a luz a la princesa Aiko, entonces empezaron las presiones por concebir un hijo varón que desembocaron en una fuerte depresión. Durante años ha sido conocida como “la princesa triste”, aunque su rotunda presencia en la coronación el pasado mayo ha supuesto un giro en su reputación como representante del pueblo, que poco a poco comienza a confiar en ella.

Invitación recibida: entre los políticos confirmados destacan Mike Pence, Justin Trudeau, Emmanuel Macron y Angela Merkel. También asisitirán Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas.

Por su parte, la princesa Aiko, de 17 años, vivirá la entronización de su padre sin expectativas de sucederlo. Japón instituyó la ley sálica en 1889 para adaptarse a las monarquías occidentales, quedándose ahora irónicamente anticuados y criticados por la discriminación que esto supone.

¿Romperá de nuevo el guión Naruhito y se atreverá a promover un cambio a favor de su hija para adaptar la institución al siglo XXI? Si no lo hace, el trono pasará a su sobruno Hisahito, hoy con 12 años, y único varón de su generación.

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