Las infantas Elena y Cristina, en el funeral de Germán López Madrid
El pasado 21 de septiembre Germán López Madrid fallecía en la Clínica de la Universidad de Navarra en Pamplona como consecuencia de una afección hepática. López Madrid era uno de los empresarios más influyentes del sector del motor en España ya que además de haber presidido Volvo España, presidía Aniacam y era consejero de la central de la marca sueca de automoción en Gotemburgo.
El lunes 14 se celebró su funeral en la Iglesia de San Jerónimo el Real y hasta allí se acercaron numerosos rostros de la alta sociedad madrileña. Pero sin duda, si hubo dos personas que acapararon toda la atención fueron las infantas Elena y Cristina.
La familia López Madrid mantiene unas excelentes relaciones con la Familia Real española y de hecho, el hermano de Germán, Javier, es íntimo amigo de don Felipe y doña Letizia, aunque los Reyes no estuvieron en el funeral.
Además, la viuda de Germán, la arquitecta María José Gómez Rodulfo fue a clase con las infantas. La infanta Cristina estaba especialmente afectada ya que además de ser amiga de la viuda desde que eran estudiantes, fue testigo de su boda, lo que indica el grado de amistad que mantienen. Es por ello que a nadie haya extrañado que la Infanta viajara a Madrid desde Ginebra para acompañar a su amiga en la misa por su esposo.
Además de las infantas, fueron muchos los rostros conocidos que se quisieron estar al lado de la familia en la misa.
Durante el funeral, las infantas se encontraron con el que fuera su secretario personal durante más de 20 años, Carlos García Revenga. Tan estrecha es su relación que Elena y Cristina son las madrinas de sus hijas.
Blanca Suelves, duquesa de Alburquerque, fue otra de las conocidas de la alta sociedad madrileña en acercarse a los Jerónimos al igual que Patricia Rato, la ex mujer del torero José Antonio Ruiz ‘Espartaco’, que acudió con su actual pareja, Javier Moro.
También quiso estar en la misa funeral por Germán López, Fernando Martínez de Irujo, Fernando Martínez de Irujo, el cuarto hijo de Cayetana de Alba.
Otra que no dudó en acercarse para acompañar a la familia en el duro trance, fue Miriam de Ungría, que acaba de perder a su madre, que tenía 92 años de edad.
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